Conocernos a nosotros mismos nos aterra, la razón es que nos da mucho miedo lo desconocido porque nuestra mente está programada por las experiencias de nuestro pasado y rechaza rotundamente todo lo nuevo.
Pensamos que actuar de otra manera a la habitual, es decir, siendo honestos con lo que sentimos, nos haría perder el afecto de nuestros seres queridos, a ser rechazados por nuestra familia y también por la sociedad.
Por tanto, nos vemos obligados a inventarnos una realidad paralela porque sirve de refugio a un ego, o mejor dicho, a todo lo que la familia, sociedad y cultura nos ha transmitido a lo largo de nuestra vida y que no se corresponde, en ningún caso, con lo que somos en realidad.
Pero esta realidad es ficticia y nos provoca insatisfacciones y frustraciones debido a una falta de respeto absoluto a nosotros mismos que impide valorarnos adecuadamente ante la imposibilidad de aceptar nuestra verdadera naturaleza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios